Informe de combate del
sargento Félix Barceló (01/10/4572)
Desperté con el cuerpo totalmente dolorido y
la boca seca. Por los sonidos chirriantes de los servos, averigüé al instante
que el exoesqueleto que formaba la armadura de combate estaba parcialmente
dañado. Lo único que pude hacer en ese instante, fue sentarme con dificultad en
el pedregoso suelo desértico y atisbar el horizonte en busca de alguna señal
que me indicase dónde me encontraba, mas nada pude hallar que respondiese a esa
simple pregunta. Viera a donde viera, sólo aparecía una inmensa llanura
desértica al fondo de la cual aparecían las siluetas de varias montañas de un
color anaranjado totalmente desconocidas para mí.
Lógicamente, mi siguiente acción fue
comprobar si el comunicador interno de mi casco integral funcionaba, para
poder, de este modo, contactar con alguno de los miembros de mi batallón o con
alguno de mis superiores. Pero, pese a que los sistemas de sensores y
comunicaciones pasaban todos los exámenes del sistema operativo perfectamente,
los primeros no detectaban a ningún otro ser humano en kilómetros a la redonda,
mientras que los segundos tan solo me mostraban silencio.